Cuando Aurora recibe una llamada inesperada que le informa de la trágica muerte de su marido en un accidente, su mundo se desmorona. A punto de jubilarse, ve cómo el futuro que construyó durante toda una vida se desvanece en un instante. Sin rumbo y consumida por la culpa y el desconcierto, decide refugiarse en la Casa del Mar, la cabaña junto al acantilado que habían comprado para envejecer juntos.